Seguiremos publicando más sobre Borges, así podrán conocer más a este autor tan importante de la literatura argentina y mundial.
A BAO A QU
Para contemplar el paisaje más maravilloso
del mundo, hay que llegar al último piso de la Torre de la Victoria , en Chitor. Hay ahí una terraza circular
que permite dominar todo el horizonte. Una escalera de caracol lleva a la
terraza, pero sólo se atreven a subir los no creyentes de la fábula, que dice
así:
En la escalera de la Torre de la Victoria , habita desde el
principio del tiempo el A Bao A Qu, sensible a los valores de las almas
humanas. Vive en estado letárgico, en el primer escalón, y sólo goza de vida
consciente cuando alguien sube la escalera. La vibración de la persona que se
acerca le infunde vida, y una luz interior se insinúa en él. Al mismo tiempo,
su cuerpo y su piel casi traslúcida empiezan a moverse. Cuando alguien asciende
la escalera, el A Bao A Qu se coloca en los talones del visitante y sube
prendiéndose del borde de los escalones curvos y gastados por los pies de
generaciones de peregrinos. En cada escalón se intensifica su color, su forma
se perfecciona y la luz que irradia es cada vez más brillante. Testimonio de su
sensibilidad es el hecho de que sólo logra su forma perfecta en el último
escalón, cuando el que sube es un ser evolucionado espiritualmente. De no ser
así el así, el A Bao A Qu queda como paralizado antes de llegar, su cuerpo
incompleto, su color indefinido y su luz vacilante.
El A Bao A Qu sufre cuando no puede formarse
totalmente, y su queja es un rumor apenas perceptible, semejante al roce de la
seda. Pero cuando el hombre o la mujer que lo reviven están llenos de pureza,
el A Bao A Qu puede llegar al último escalón, ya completamente formado e
irradiando una viva luz azul. Su vuelta a la vida es muy breve, pues al bajar
el peregrino, el A Bao A Qu rueda y cae hasta el escalón inicial, donde, ya
apagado y semejante a una lámina de contornos vagos, espera al próximo
visitante. Sólo es posible verlo bien cuando llega a la mitad de la escalera,
donde las prolongaciones de su cuerpo, que a manera de bracitos lo ayudan a
subir, se definen con claridad. Hay quien dice que mira con todo el cuerpo y
que al tacto recuerda la piel del durazno.
En el curso de los siglos, el A Bao A Qu ha
llegado una sola vez a la perfección.
El capitán Burton registra la leyenda del A
Bao A Qu en una de las notas de su versión de Las Mil y Una Noches.
ABTU Y ANET
Según la mitología de los egipcios, Abtu y
Anet son dos peces idénticos y sagrados que van nadando ante la nave de Ra,
dios del sol, para advertirlo contra cualquier peligro. Durante el día, la nave
viaja por el cielo, del naciente al poniente; durante la noche, bajo tierra, en
dirección inversa.
Las virtudes medicinales de la Anfisbena ya fueron
celebradas por Plinio.
Su vida y su obra
Espectáculo de títeres "Borges para niños. El libro de los seres imaginarios"
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